Las cefaleas y migrañas son unos de los trastornos neurológicos más frecuentes y más incapacitantes. Es fundamental llegar a un diagnóstico adecuado para diseñar un tratamiento a medida y poder mejorar al paciente.
La mayoría de las cefaleas son primarias, es decir no se deben a ninguna lesión, por lo que podemos estar tranquilos. Sin embargo, en caso de cefaleas que despierten por la noche al paciente, que aparezcan con los esfuerzos (tos, hacer de vientre, etc.), que sean como una explosión dentro de la cabeza, que aparezcan con la fiebre, en pacientes mayores que nunca les ha dolido la cabeza, aumenten progresivamente de intensidad o presenten síntomas neurológicos (no poder hablar, pérdida de fuerza, entre otros) deberíamos consultar a nuestro médico.
También nos debe preocupar si nuestra cefalea primaria (migraña, por ejemplo) es cada vez más frecuente y necesitamos muchos analgésicos, ya que puede estar cronificándose y es importante poner un tratamiento específico.
Cuando un paciente presenta una cefalea lo primero que hacemos es intentar distinguir si se trata de una cefalea primaria, es decir, la cefalea es la enfermedad y no es debida a tumores o otras alteraciones. O si es secundaria, el paciente presenta una enfermedad que le produce la cefalea. Para ellos son importantes los signos de alarma que resumimos en la imagen.
Cefáleas y Migrañas
La migraña es una de las cefaleas más frecuentes e incapacitantes. La migraña es una cefalea recurrente y episódica caracterizada por una combinación de síntomas neurológicos, gastrointestinales y autonómicos. Es un cuadro que no es igual en todos los pacientes, variando los ataques en intensidad, duración y frecuencia entre las personas y en cada persona en el transcurso del tiempo.
La típica cefalea de la migraña es de un lado y cambiante de una crisis de dolor a otra, (aunque puede ser bilateral o iniciarse unilateralmente para posteriormente generalizarse), pulsátil como un corazón en la mayoría de los pacientes. Los episodios, con intensidad moderada o grave, y aumenta con la actividad física o el simple movimiento de cabeza. Puede presentarse en cualquier momento del día, pero ocurre más a menudo en el amanecer. El inicio del cuadro es habitualmente gradual, llega a su cumbre y entonces va disminuyendo de intensidad y desaparece generalmente entre 4-72 horas. El dolor de la migraña está invariablemente acompañado de manifestaciones vegetativas.
La cefalea tipo tensión o tensional es la más frecuente. El dolor se describe como una opresión o «peso» cefálica sin carácter pulsátil en la mayoría de los pacientes. La localización del dolor es en toda la cabeza en la mayoría de los pacientes, aunque puede fluctuar a lo largo de los días llegando a presentarse unilateralmente en algunos enfermos. Es llamativo la ausencia de empeoramiento con las actividades físicas, hallazgo característico de las cefaleas migrañosas. La intensidad del dolor es leve-moderada, aunque existe una mayor severidad en los pacientes que presentan la forma crónica diaria.
Síntomas
Los síntomas acompañantes de la migraña están ausentes en la mayoría de los sujetos a excepción de sensación nauseosa ocasional. Síntomas que se asocian con frecuencia son la astenia, alteraciones del sueño o sensación de inestabilidad de la marcha.